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¿La culpa es de la histérica o de no saber jugarla? 14/04/2016

Nuevamente San Lorenzo quedó eliminado en primera fase de la Libertadores y algunos volvieron a hablar de esta copa como "la histérica", la que nos "desprecia", pero habría que reflexionar también porque llegamos a esto.

Por: Aldo Gaibuz


¿La culpa es de la histérica o de no saber jugarla?

Tras la victoria anoche de Gremio ante La Liga en Quito, San Lorenzo recibió la noticia que menos quería escuchar: eliminado en la primera fase de la Copa Libertadores nuevamente, pero esta vez sin haber ganado un partido y a falta todavía de la última jornada.

La estadística no miente: de las últimas nueve participaciones por Copa Libertadores, sólo en dos pudo pasar la fase de grupos, y por suerte en la del 2014 pudimos abrazarla.

El periodista "cuervo" Santiago de Bernardi en su editorial post derrota ante Toluca en Canchallena.com decía:  "Debemos replantearnos seriamente la costumbre de asegurarle tanta atención y entusiasmo. Nos detesta. Nos odia. Nos desprecia. Pero esto ya es mutuo. No la quiero ver por un largo rato. Ella lo hizo de nuevo. Ni siquiera era necesario ilusionarnos hasta el minuto 81. Pero eligió causar un daño profundo, como tantas otras veces en la historia".

Ahora, si bién es cierto que muchas veces los hinchas azulgranas sentimos que la Libertadores "nos odia, no fue hecha para nosotros",  no es menos cierto que echarle solo la culpa a un objeto como una Copa es desligar las responsabilidades. Alguien dijo: "El problema no es que nos odia, el problema es el no saber jugarla".

San Lorenzo para este año hizo una erogación muy fuerte conformando uno de los tres planteles más caros del fútbol y sin embargo tampoco se pudo pasar la primera fase. Y las culpas, tanto en los éxitos como en los fracasos, son compartidas.

La dirigencia mantuvo casi todo el plantel, inclusive rechazando ofertas por Buffarini, Mas, Ortigoza y Blanco, con el objetivo de volver a ganar la Libertadores,  reforzó, aunque con cierta tardanza, con jugadores que venía de Europa como Fernando Belluschi (los últimos seis meses en México, pero antes en el viejo continente), Marcos Angeleri ( volvía de jugar en Inglaterra y España) y el colombiano Pedro Franco (Turquía), apostando a una inversión millonaria con Ezequiel Cerutti y pagando 1 millón de dólares por el defensor sugerido por Pablo Guede: el chileno Paulo Díaz.

El entrenador, desconocido para muchos, trajo su propuesta ofensiva y de pelota al ras del piso, que pareció engranar rápidamente en aquella noche de Córdoba cuando San Lorenzo aplastaba a Boca por la Supercopa. Sin embargo en la Copa Libertadores dicha propuesta nunca hizo pie. 

A la primer derrota ante la Liga se puso como excusa el factor de la altura, que ahí es imposible. Sin embargo tanto Toluca (más adaptado por tener una altura similar en su ciudad) como Gremio (estuvieron una semana aclimatándose) ganaron sus partidos y vimos tambien como River y Boca igualaron sus partidos en Bolivia, no pasando mayores sobresaltos en sus encuentros.

Llegaba el partido de local con el Toluca, la línea de tres, el sacar al mejor jugador del partido en el entretiempo y a comenzar a regalar la clasificación. Siguió un buen partido en Brasil que pudo haberse ganado, aunque tambien el travesaño nos salvó dos veces, y el increible encuentro ante Gremio en Buenos Aires, que en tiempo de descuento, nos empatan tras un error en la salida del área insólito.

Tras cartón llegaría la chance en México con un primer tiempo para el olvido, donde pudimos ser goleados. Un milagro nos puso al frente del marcador y en los últimos diez minutos, en lugar de reforzar del medio hacia atrás, hicimos un cambio de delantero por delantero sin sentido.

En diciembre del 2013, hasta los románticos del fútbol ofensivo apoyaron la contratación de Bauza tras la salida de Pizzi, porque se suponía que la Copa Libertadores tiene algo especial, no es para cualquiera y hay que saber jugarla. Se acertó. Sabíamos que era la "histérica", pero también que teníamos en el banco al hombre indicado para conseguirla. Y así fue.

Sin embargo, un año después, en lugar de tranquilizarnos y generar un lustro de buenas competencias internacionales, quedamos afuera en primera fase, en parte por el sorteo tremendo que nos tocó, pero también se lo acusó al "Patón" de responsabilidad en la eliminación por ser demasiado defensivo. Ahora nuevamente el sorteo no nos mandó ni un Trujillanos, ni un Melgar, ni un The Strongest, pero con un entrenador totalmente opuesto, muy ofensivo, nos sucede lo mismo.

Es un momento para reflexionar porque en el segundo semestre se viene otra competencia internacional, la Copa Sudamericana, y hay que prepararse para intentar ganarla. Por lo tanto no se pueden cometer los mismos errores. De local se gana, no se pueden dejar más puntos.

Lo mismo vale para el torneo local. Estamos a dos puntos de la punta y recibimos a Rosario Central y Huracán. El entrenador y los jugadores deben volver a hacer del Bidegain un lugar donde el rival se retira derrotado. A no fallar. La gente los va a compañar una vez más.

 

 


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